La prescripción enfermera continúa consolidándose como una práctica esencial dentro del ejercicio profesional, aportando beneficios tangibles tanto para los pacientes como para el sistema sanitario en su conjunto. Durante el último encuentro de IMACU (Iniciativa Marco de Cuidados), en el Ministerio de Sanidad, se subrayó el impacto positivo de esta competencia en la reducción de costes sociosanitarios, la mejora de la adherencia terapéutica y la optimización de los tiempos de asistencia, especialmente en el ámbito de la atención primaria.
Formación y competencias: una base sólida para la prescripción
Según lo respaldado por la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, el plan de estudios del Grado en Enfermería ofrece una formación adecuada en farmacología que capacita a las enfermeras recién tituladas para ejercer la prescripción y tomar decisiones clínicas con seguridad y rigor. En este sentido, no se considera necesaria una reacreditación adicional para el ejercicio de esta competencia.
No obstante, se enfatiza la importancia de mantener una formación continua a través de planes formativos en este ámbito. Se valora positivamente y se considera beneficiosa la instauración de esquemas de tutorización para el manejo de fármacos de alta complejidad, asegurando así una praxis clínica rigurosa y actualizada.
Sensibilización y reconocimiento: un compromiso colectivo
Finalmente, se planteó la necesidad de que las instituciones públicas y los colectivos profesionales impulsen campañas de sensibilización e información dirigidas tanto a la ciudadanía como al resto de profesiones sanitarias. El objetivo es claro: fomentar la comprensión, la confianza y el reconocimiento del papel fundamental que desempeña la enfermería en la prescripción y en el cuidado integral de la salud.
Desde UESCE, reafirmamos nuestro compromiso con el avance de la profesión enfermera y con la promoción de prácticas que contribuyan a una atención sanitaria más eficiente, humana y centrada en las personas.
